Nuevamente con el dragados, un cigarro y observando desde la ventana como caen los copos de nieve, hoy no se puede salir al monte, no esta el día como para dar una vuelta por los parajes donde solo los amantes de la paz y el paisaje, deciden andar y contemplar en soledad o con buena compañía, no es el primero que se pierde sin orientación alguna cuando no distingue un collado de una cota a causa de las nevadas, incluso para alguien que conoce el terreno en estas situaciones es algo difícil de llevar, aunque no imposible.
Al calor del brasero, con una vaso de liquido amarillo, agua de fuego para calentar el alma, un cigarro, qué aunque mate te hace pensar con tranquilidad, con el camarada a tus pies, tan pegado a ti que su calor te hace no llevar zapatillas, notando su respiración sosegada en los dedos de los pies, te hace estar tranquilo y relajado, esta noche es un día de esos en los que no puedes pillar el sueño, talvez el cuerpo descanse al estar tumbado, pero la mente sigue trabajando, llevando imágenes antiguas y dolorosas de tiempos pasados que ya creías tener olvidadas, pero que son imposibles de dejar a un lado, intentas tenerlas escondidas en algún recoveco de la menté, pero sin desearlo vuelven a aparecer sin mas.
En alguna ocasión me pregunte como el ser humano puede ser tan vil y canalla en situaciones tan extremas como las pasadas en lugares que por su hermosura, deberían de haber sido el edén en la tierra, no encuentro respuestas, pero las imágenes vividas siguen entrando, aún despierto, no se si se puede soñar despierto, pero desde luego a mi me ocurre, según en que lugares te quedas con la mirada fija, los ojos abiertos de par en par, pero a la vez ausente y las imágenes que ves son aquellas que deberían de quedarse en su lugar donde las guardaste.
He caminado por el pueblo que me vio nacer, por sus murallas árabes, sus calles empedradas, su olor a chimenea recién encendida, a leña quemada, con unas buenas suelas de goma y sus dibujos en ella en todo su esplendor para que no resbales a causa del hielo y la nieve, como siempre entro en un pequeño bar, dónde la música es el flamenco de la tierra, suena camarón, lugar de aficionados al buen arte, mas viejos que jóvenes, donde el café es exquisito y en los tiempos que corren aun sigue siendo barato, donde a pesar del frío invierno, cómo de costumbre, se sirven las buenas copas de amontillado, vino del país, algún que otro lagrima y vino dulce de esos barriles con ciertos años de antigüedad que siguen sirviendo de ellos esas copas que antaño se les llamaban “chatos de vino”,alguna guitarra al fondo, con toques de puños suaves en las mesas y una voz que desgarra el alma al compás de estas y en sintonía con la guitarra que deja caer alguna solea, seguidilla o fandango, esos ole en cada final, y ese calor con un par de copas mas que te hace quitar el frío y calentar el alma.
Siguen cantando , “ya no me cantes cigarra, ya para tu sonsonete, qué llevo una pena en el alma, como un puñal se me mete, sabiendo que cuando cantas suspirando va mi suerte…..”, voz del pueblo, arte del pueblo con sentimientos encontrados, nadie habla, sólo se escucha el compás y esa voz que desgarra el alma, viejo arte del pueblo andaluz con esa voz que desgarra las penas, la mente en blanco, sigo despierto, pero esa voz me lleva a tiempos ya vividos, que despegan de la mente sin darle permiso para que salgan, cabezas bajas, atentas al quejio de quien hace sonar su garganta, ni los foráneos respiran, solo de vez en cuando alzan sus manos con una copa en ellas y esperan la siguiente estrofa y la respuesta de quien absorto escucha los lamentos del pueblo llano, él arte del pueblo de a pie.
Se abre la puerta de este viejo bar o tasca donde esta permitido el teñir de las guitarras y el blandir la voz, donde entran los bohemios, los autores de prosa sin libros publicados, los que pintan cuadros que nunca se venden, los que recitan poemas que solo unos pocos tiene el honor de escuchar, porque jamás fueron ni serán publicados, dónde puedes tomar alguna copa en la que tu bolsillo puede desprenderse de algunas monedas durante varias horas, entran varias personas, ni tan siquiera miro de quien se trata, sigo absorto con el cante y el compás, alguien me toca la espalda suavemente y una voz , una voz cerca de mi cuello me dice-sabia que estarías aquí, con este frío y el poco dinero no podías estar en otro lugar-,Virginia?,respondo, el calor de sus labios, calientan los míos, le pido un lagrima, se desvanecen los recuerdos de antaño, ahora la observo, sin decir nada, sigo el compás del puño en la mesa, dé la guitarra y el quejio de la voz del pueblo, y admiro su rostro, entre el humo del ambiente y esa tenue luz que invade la tasca.
Amigo mio, no solo logras meternos en la mente la dureza y cruelda de una guerra sino que tambien nos haces sentir e imaginarnos a nosotros en esos paisajes, esas tascas y como no, el calor del sentimiento hacia una persona especial. Sigue asi, llevandonos de la mano de tu relato a todo ese sentimiento. Gracias
ResponderEliminarSabes te acompañe con dulce anonimato…tu recorrido por los parajes tu pueblo ahora gélidos…disfrute de tu salón con tu perro a tus pies casi sentir su calor en los míos…podía ver el retozar de las llamas chamuscando madera dando un extraño matiz a tu rostro con su luz…me sumergí en tu caminara hacia el bar…el ruido al llegar contrastando con el silencio que como manto cobijaba tu pueblo …el melancólico rasgado de la guitarra y su canto …un lujo leerte ..sabes yo escribí un texto llamado el ermitaño cuando quieras pasa a leerlo…te dejo un beso
ResponderEliminarEstella,mi fiel amiga y acompañante en este camino,que decirte a ti,amiga mia............ solo,UN BESO.
ResponderEliminarXiomara, sera un verdadero placer para mi,el que me permitas leer ese texto,gracias por acompañarme,en el recorrido,en sentir ese calor ahora tuyo,en el silencio y en el cante desgarrado de un pueblo,el cual se convierte en arte, gracias por tu compañia.
ResponderEliminarUn beso.
Pues es un honor que lo leas te dejo el link y un beso
ResponderEliminarhttp://desdemibalconatuventana.blogspot.com/2009/12/el-ermitano.html